Una espada jadeante atravesando mi cordura
Desencajando cada nervio, cada tendón
con impetuosa vehemencia.
Estoy envuelto en esa misma
alegoría luctuosa.
Ligado al pseudoamor glandular
espasmos continuos y palpitantes
golpeando una y otra vez
como epileptes del frenesí
en una decadencia cuántica y monótona
enaltecida por poetas reprimidos.
Absurda búsqueda de un vuelo multidimensional
para terminar envueltos en brea alcalina.
Somos lo déspotas amantes
que nunca saldrán de su cripta.
La realidad humana nunca es infinita.
domingo, 15 de abril de 2007
TESTAMENTO DEL DIA II
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario